La cuna de Juan Gris
Era una mañana de primavera.
En el número 4 de la calle del Carmen, en el mismo edificio donde hoy se encuentra nuestro hotel, una mujer se encontraba con dolores de parto. Su nombre, Isabel Pérez Brasategui. Ya tenía una docena de hijos mayores, pero al número trece le aguardaba un destino especial.
Imaginamos que los primeros sonidos que llegaron a oídos de aquel bebé serían el repiquetear de las carretas, los relinchos de los caballos y las voces de los transeúntes. En aquellos años, se estima que entre las ocho de la mañana y las nueve de la noche circulaban por la plaza 3950 carruajes y 1414 caballerías. Madrid ya era entonces, en 1887 el gran rompeolas del que escribiría Machado.
Le pusieron por nombre José Victoriano Carmelo Carlos. El padre, un empresario de Valladolid en horas bajas llamado Gregorio González Rodríguez, quiso que estudiase para ingeniero. Sin embargo, tras dos años en la Escuela de Artes y Oficios de Madrid, el joven supo que su vida sería otra. Pintaría, dibujaría e ilustraría. Y se haría llamar Juan Gris.
Viajó a París, donde conocería a Picasso, a Léger y a Braque. Se ganó el apelativo de “cubista científico” porque aplicaba a sus obras los conocimientos de matemáticas y geometría adquiridos en las aulas de Madrid. Esto también le valió que algunos llegaran a denominarle incluso “el más puro pintor cubista”.
Sin embargo, mucho antes de todo aquello, una mañana de marzo como la de hoy, hace 127 años, Juan Gris fue un niño recién nacido. Nosotros tenemos el enorme privilegio de vivir y trabajar en ese lugar que le vio nacer. La cuna de Juan Gris.
Escrito por Laura Blanco
Categorías: hotel
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